Podríamos considerar que el
Siglo de Oro español comienza en la segunda mitad del
siglo XVI, cuando tras las crisis sociales surgidas en
Castilla, Valencia y
Mallorca,
Carlos I estabiliza su Imperio y consolida un
Estado Moderno con una Monarquía absoluta. Social y económicamente,
España encara una fase de expansión. La plata de los tesoros que se extraen de
América, así como la herencia que el Rey acopia en sus manos de reinos de medio
Europa favorecen al desarrollo del país.
La creatividad y la producción artística empiezan a desarrollarse poco más tarde, a finales ya del siglo, con el
Renacimiento. Entrados ya en el
siglo XVII, y mientras la sociedad española empieza a vivir su declive, producto de la progresiva ruina a la que se ve sometido el Estado español para mantener todas sus colonias,
el Siglo de Oro, en su vertiente cultural llega a su auge de la mano de nuevas corrientes artísticas: el
Manierismo y el
Barroco.
La expulsión de los moriscos, las guerras de separación de
Portugal y
Cataluña, los bandidos, la falta de recursos que provenían de
América, cada vez más escasos, inciden en el proceso expansionista del Imperio. Comienzan las derrotas exteriores y con ellas, el desmembramiento del Reino.
La literatura en el Siglo de Oro
Pero tradicionalmente, hablar del
Siglo de Oro español, es relacionarlo con la cultura.
Juan Luis Vives, seguidor de
Erasmo,
los hermanos De Valdés, o
Francisco de Vitoria, fueron los primeros que comenzaron a destacarse en el ámbito literario, todos de marcado índole económico, como poco más tarde, lo fueron
Martín de Azpilcueta y Tomás de Mercado. Las ciencias experimentales comenzaron a florecer. Surgieron centros de estudio como la
Casa de la Contratación o la
Biblioteca de El Escorial. Y como consecuencia, se desarrollaron otras ciencias aplicadas, como las navales, la cartografía o la minería.
Paralelamente, a mediados del
siglo XVI, la literatura renacentista también empezó a dar sus primeros frutos importantes de la mano de
Garcilaso de la Vega, de clara inspiración italiana, y de
Fray Luis de León. en novelas, surgió con fuerza el género picaresco con “
El Lazarillo de Tormes” en el año 1554. En literatura mística,
Teresa de Jesús se convirtió en una de las grandes poetas no de la época, sino de todos los tiempos de la literatura hispana.
Ya en el
siglo XVII, la crisis económica y social, fomentó el gusto por el espectáculo; las clases populares dieron un paso al frente e intentaron en el campo de las artes ofrecer una expresión al mundo de la situación que se vivía. La ostentación, la extroversión.
El
Barroco español conoció una época gloriosa:
Francisco de Quevedo, representante del conceptismo, firme defensor de la moral, y gran escritor de poemas amorosos.
Luis de Góngora, el mayor exponente del culteranismo con su “
Fábula de Polifemo y Galatea” (1613). Los ensayos renacen con
Baltasar Gracián y su “
Criticón“, y sobre todo, la narrativa hispana de la mano del propio
Quevedo con su “
Buscón“,
Mateo Alemán y su “
Guzmán de Alfarache” o
Miguel de Cervantes con la obra cumbre de la literatura española: “
El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha“.
Por último, enmarcado también dentro del
Barroco español, no podía quedarse atrás el teatro, y de esta época es también nuestro mayor exponente, el
Fénix de los Ingenios, el prolífico dramaturgo
Lope de Vega, autor de grandes obras como “
El Caballero de Olmedo” o
“Fuenteovejuna“.
Tirso de Molina, con “
El burlador de Sevilla” o
Calderón de la Barca, otro de nuestros grandes autores, con “
La vida es sueño” y “
El Alcalde de Zalamea“, son también claros representantes de nuestro
Siglo de Oro.